Donde quiera que estés.

Me dijeron que te fuiste.

No saben explicarme como, ni cuando. No saben donde, ni porqué.

Prefiero pensar que nos estás buscando, querido amigo. Pero estamos lejos, ¿sabés? Muy lejos, chiquito. Y no encontrarás hoy una ruta que nos reúna a los tres... así es la vida, minino.

Por eso, si mirás a la luna, o te acicalás al sol que tanto te gusta, escuchá mi voz, como yo escuché la tuya hace cuatro años. Vos estabas en una bolsa de plástico, yo ahora en una celda de cristal. Pero podemos hablarnos sin vernos. Buscá una casa tranquila, gentes de bien, y regalales tu alegría, tus mimos. Juega con los niños, cuida de los ancianos, guía a los perros.

Y si decidiste irte más lejos, espero algún día volverte a acariciar la panza, a soportar tus lamidas en mi brazo, a tirarte esos peligrosos bollos de papel de los que me protegías. Ya no te meterás en mis valijas, porque ya no viajaré más. Estaremos juntos, esperando por ella.

Pero donde quiera que estés, cuidate como yo lo hice, ¿si?.