viernes, noviembre 24, 2006

Un nuevo principio


Aún en los momentos de desnuda zozobra,
cuando la tormenta se abate cruel sobre ti,
puedes ver el arcoiris de tu propia Alma,
sobre tus brillantes almendros.
No busques el comienzo de ese arcoiris,
busca El Principio de Tu Vida.
El Principio rector de tus dudas, de tu pena.
El Principio del Caos, es también un principio.
Camuflado entre las copas de algún almendro,
te veo pasar con tu Esperanza.
Junto las mejores almendras para tu Corazón,
y las guardo para dártelas algún día.
Y espanto los pájaros del mal Tiempo
arrojándoles las piedras del Camino.
Lo hago sin que me veas, tan sigiloso y certero
como la flecha de tu Ilusión.
De paso para tu estación, caminas lento.
Como si quisieras que el tiempo se detenga,
o pase sobre ti como una ola de recuerdos
No lo sé, ni tengo preguntas... no es importante.
En cada tierna hoja grabaré estas palabras
para que el viento las lleve a ti
cuando el otoño las arranque para hacerlas libres,
para hacer suaves tus pasos.
Regala tu Sonrisa viajera, sincera.
Comparte Alegría y Tristeza, tu Amor,
tus tesoros perdidos que buscan ser descubiertos.
Es el pan del viaje al reencuentro.
El renacer es doloroso, incierto, necesario.
La Realidad es vanidosa como la Fantasía.
El mar siempre estará esperando, paciente.
El cielo es tuyo, como ese arcoiris.
Y en el Principio, la luz se separó de las tinieblas. Brilló la Luna, y con su Rocío bañó de Fe la cara del Pagano. Un íntimo orgullo lo hizo sonreír por esa Mujer...

lunes, noviembre 20, 2006

Entre amigos


Entre amigos todo es posible.

El tiempo ya no obedece las leyes físicas, hechas para objetos sin Alma. El tiempo se transforma en El Tiempo.

La distancia empequeñece, desaparece, y el corazón se agranda, hasta no caber en su propia cárcel corporal, impuesta para vencer las dificultades de lo material. Es El Corazón de un amigo.

Se inventa un idioma disitinto, certero, de miradas, gestos y sonidos. El Idioma de la amistad.

Hasta la Magia de revelar secretos, que nosotros mismos desconocíamos, se escapa de nuestros labios; voces de mil vidas hablan por nosotros, para ellos. Es la síntesis de La Vida, que nos revela Misterios.

Su dicha es nuestra felicidad, su dolor nos moja con una lluvia interna de pena. No importa si en esta vuelta vestimos cuerpos de varón o mujer, de humano o animal. Muchas veces nos conocemos, sin saber de donde, ni desde cuando... reconocemos las viejas heridas de batalla, transformadas en insignias de Lucha. No es vencer o morir: es Vencer o Vencer.

No se cuando lleguen ellos a la victoria, ni de que manera, ni donde sea la batalla final. Solo me es permitido ver las señales, y a veces, decodificarlas para ellos, y para mi.

Estaré atento a las señales... e intentaré averiguar si soy el de la derecha, o el de la izquierda en esta foto... todo es posible entre amigos.

viernes, noviembre 17, 2006

La llave de mis sueños


Cada tanto, los sueños duermen.

Monastery of La Rábida - Vangelis

En su profundo sueño, sueñan con aquello que no han podido ser.

Amores, venganzas, hazañas... sueñan que nosotros somos los instrumentos de sus caprichos, que somos los sueños de lo que no hemos querido ser, o hacer.

Como un reflejo en negativo de nuestras sombras nocturnas, se disfrazan con el miedo de cada minuto; sus trajes, misteriosos y exactos, podrían revelar todos los Secretos, en una sola noche. Los relojes no les obedecen, y ese sueño puede durar segundos, o siglos.

La Eternidad misma podría ser el sueño de un Alma de muchas vidas, que danza para si misma en un sueño que no se resigna a perderse en el Olvido. Los Milagros ocurrirían por obra de sueños piadosos.

Esta noche, que será larga, quiero estar despierto para que ellos salgan de su caja, para dormir y soñar; como descuidadamente, dejaré la llave cerca de mi cama vacía, y fingiré que dormido, abro las puertas de ese onírico Getsemani.

En la agonía de los tiempos de vigilia, llegará el momento en que entraré, por fin, en el Mundo de los Sueños, para tocarte, para poder sentirte tan cerca como siempre. Embriagado de tu aroma, perdido en la playa de tu intimidad que fue nuestra, recordaré cada frase, cada suspiro, cada helada brisa en mi cuerpo ardiente. Para conocerte a través del espacio. Para saber que no ha sido un sueño, sino una Verdad.

Y te veré, lo sé, en blanco y negro, con una serena sonrisa de felicidad. Ya te he visto asi antes. ¿Me reconocerás?

¿Seré un espectro para ti, me atravesarás sin sentirme siquiera? ¿Me desvaneceré como un sueño tuyo, antes de que sientas mis labios, antes de que pruebes mi amor?

Quiero saber si mis sueños me encerrarán en esa caja, junto con todo recuerdo de mi existencia digital; quiero saber si esperaré, guarecido como un genio felizmente atormentado, el fin de la noche de lujuria existencial. Quiero saber si despertaré, o si dormiré más profundamente aún.

Tengo una botella de ron por delante, la llave en mis manos, y muchas ganas de saber...

miércoles, noviembre 15, 2006

Culpable


Señores del Jurado, empecemos por el final: siempre fuí un estúpido.

Cumplido el doloroso acto de la confesión, pasaré revista a algunos de los hechos (solo unos pocos) pasados por alto en este Tribunal.

De niño, me dí cuenta que mi cabeza funcionaba más rápido que mi lengua, y mi lengua modulaba mejor que mis torpes manos. Intentando subsanar esta tara, me encomendé a la tarea de ver, oír y callar. Recordar era mi única herramienta para labrar mi fértil mente. Escribir esos recuerdos en tinta indeleble, fue la tarea de construír mi Alejandría a salvo del Tiempo.

Así, intenté recordar sucesos inexistentes de una infancia felíz; en busca de las felices risas de la radio, desarmé un costoso aparato que mi padre compró con mucho esfuerzo. Solo conseguí ver el enojo de él. Pero mi recuerdo es la infinita paciencia puesta en la tarea, y la ilusión de que solo un par de horas me separaron del que hubiera sido un maravilloso hallazgo.

Ya mayor, mi búsqueda de ver felicidad aún en las derrotas, me llevó por los pastizales de alternar mi excelente desempeño escolar con la peor fauna arrabalera. Allí también debería haber algo bueno, allí podría encontrar recuerdos felices. Los llantos compartidos tras una goleada, o un rechazo sentimental, generaban también el abrazo, la solidaridad, o la sonrisa cómplice de los secuaces.

En la adolescencia, el delgado límite de la legalidad del terrorismo de estado, la responsabilidad frente a un futuro cada vez mas oscuro, debería deparar horas felices, asi sea solo para el equilibrio del Universo. En la recaída a la pobreza, fui feliz por haber aprendido a valorar lo importante: lo único que me quedaba eran mis afectos. Ver partir uno de mis mejores amigos, a compartir el exilio de su madre, era la felicidad de verlo a salvo.

De la juventud, la fatiga del trabajo, fue la felicidad de aportar al pan de la casa; la preocupación por la seguridad de mis hermanos, se convertían en sus rostros felices esperando algún regalo, o simplemente pasar horas para saber quien perderia en el juego de cartas, señalando aquel que se levantaría a hacer el desayuno y a recibir el pan. Su Señoría, felizmente, solía ser yo el derrotado.

Resisto aqui, bajo el derecho que me asiste, confesar algunos actos relacionados con mi pasado amoroso; solo diré que he podido rescatar, conservar, y tal vez maquillar, sucesos felices, confundidos quizás con una veta excesivamente romántica. Esos recuerdos, entremezclados y añejados en las cubas de la soledad, han virado su sabor hacia el exquisito Vino con el que degustaré mi dicha futura.

La formación académica, ruda tarea para poner a prueba recuerdos felices, ha dejado la certeza de saber que todo es posible, desde sonreir en la biblioteca ante las ecuaciones de Maxwell, o mirar hacia atrás la escalera de Las Heras luego del final de Orga: la felicidad de no tener que pisarlas nunca más en la vida.

Señor Fiscal, sepa que los largos años de la docencia valen por el sorpresivo y afectuoso saludo del alumno al que reiteradamente, años atrás, hemos enviado a repetir su exámen. Se imprimen mejor al escuchar nuestra vieja frase, patentada ahora de "genialidad" por generaciones que ni nos conocen. No utilizaré descargo alguno contra el Sistema.

El bosque del trabajo ha crecido joven y frondoso, afortunadamente; el haber sido relegado por motivos que ya todos conocen, en más un motivo de orgullo que de vergüenza. Solo la frustración de una derrota que aún no reúne camaradas, es el pendiente actual, pero solo a la espera de conocer nuevos compañeros, de aprender nuevas tácticas. Sin duda, el momento de saciarlo con el felíz fruto de la mistad, volverá.

Así las cosas, y para cerrar esta extensa, aunque felíz exposición, relevo a Ustedes de toda conclusión. Me he condenado, a mi mismo, a hundir mis brazos, aún en la más pútrida de las aguas, para buscar las frágiles piedras de recuerdos, sueños y fantasías felices, con las cuales poder construír mi propia cárcel.

Pero nunca podré prometer no intentar escapar, para recorrer los ríos del mañana, remando con esos barrotes... les advierto que seguiré buscando felicidad. Y si puedo garantizarles que, algún día, los restos de esta cárcel, constituirán la segura base de un Hogar felíz.

Conste en Actas.

domingo, noviembre 12, 2006

No te rindas


Tengo la voz de los que callan, el calor de los que tienen frío.

Mis pasos el andar de sus pies cansados, desnudos, como mis zapatos.

Siento en el pecho el dolor de la injusticia, y mis silencios hablan con los gritos de su impotencia.

Escribo palabras que no podrás leer. A veces mis ojos cuentan de tu tristeza.

No te rindas. No me he rendido.

Yo no me rendiré jamás...

jueves, noviembre 09, 2006

Un alto en el camino

La vuelta al Mundo exige dolorosos sacrificios. Acostumbrarse de nuevo a la luz, a dormir, a los sonidos, a la gente; es como recordar el dolor del nacimiento, nuestra ardorosa y repetida Elección de vivir la Vida Humana, para poder Retornar al Ser.

En el viaje de vuelta, o de ida, es necesario descansar. Recuperar la energía, aún a riesgo de separarse de la bandada.

Los peligros, sin embargo, son muchos. A merced de los depredadores del Alma, de los mercaderes, de la propia inexistencia, el viajero puede ser asaltado en ese alto en la Eterna Jornada.

Se hace necesario, entonces, confiar la guardia a un miembro del clan; cual centinela de la Verdad, deberá cuidar el reposo del cansado. Marcará el sitio con una llama de Esperanza, la que no debe apagarse, y rodeará al compañero con una guirnalda de delicados hilos de Comprensión. Apuntará sus alas en la dirección del vuelo original, para no perder el camino. El Equilibrio para lograr la posición resulta vital.

Como el cansancio puede sobrevenir en cualquier momento y circunstancia, el guardián protegerá la postura del durmiente a toda costa; un solo intento de modificar su postura podría resultar fatal. Para ambos.

Con ojos vigilantes y mirada aguda, el Elegido deberá poder escudriñar el entorno para advertir cualquier ataque. Sus armas de protección, flechas de Amor y lanzas de Amistad, pueden ser mortales para los hostiles. Sin embargo, la utilización prematura o fallida de tales herramientas puede debilitarlas, inutilizarlas, o pueden herir al compañero, o al centinela. Tales heridas a veces resultan letales.

El crepúsculo suele anunciar, de una variedad de formas, una larga noche en vela, tal vez, casi interminable para el guardián. La atención a los colores y señales es importante, pero una distracción significaría el Final.

Si logran sobreponerse, el despunte del Alba ocurre, precedido por el brillo de la mirada del que despertará.

Fortalecido, el que ha descansado puede confortar a su compañero, y comenzar la tarea de construír el túnel ascendente, en cuya salida estará la brillante Llama.

Esa Luz al Final del Túnel es como el desvanecimento de la propia sombra.

Por eso, primero, volverá mi Sombra.


Gracias por cuidarme y velar mi sueño.

...
¡Hola!... ¿Hay alguien ahí dentro?
Tan sólo cabecea si puedes oirme.
¿Hay alguien en casa?

Ven... ahora...
Oí que te has estado sintiendo mal.
Bueno, puedo calmar el dolor.
Ponete de pie nuevamente.
Relájate...
Necesito algo de información primero.
Solo los hechos básicos.
¿Puedes mostrarme donde duele?
...
Tus labios se están moviendo, pero no puedo oir lo que dices.
...
(Ahora tengo esa fiebre nuevamente-no lo puedo explicar
-no lo entenderías-
Yo no soy así.
Yo... me he vuelto confortablemente adormecido.)

lunes, noviembre 06, 2006

Vacío líquido

Sé que las palabras no alcanzan para expresar lo que tu Alma de mujer merece escuchar de un Hombre.

Y me he quedado vacío... líquido... sin forma propia. Solo una débil Esencia imperceptible a la lente.

Tras el vidrio, solo quisiera ser agua, transparente, fresca, corriendo por el río de la Vida, sin tormento. Llevar alegría infinita a tu Ser, ser el alivio de tu insaciable Sed.


Antes de secar mis dudas con la impotencia, quiero sentir lo que es ser mar... y bañarme en tus pies, como esa noche.

domingo, noviembre 05, 2006

Desarmado


Fué construído como símbolo, como barrera. Una advertencia, primera y última defensa del Reino.

Amenazante, helaba la sangre de los que se ponían a distancia de su vista, o quemaba los ojos de los inoportunos visitantes.

Para hacerlo Inmortal, se le dio un Alma y un cuerpo de piedra. Los eones no lograrían corromperlo, las flechas no podrían dañarlo. Nada ni nadie llegaría al Reino.

Pero...

No hay recuerdo de cómo sucedió; se cuenta que una noche de luna llena, una hechicera llegó del sur, y franqueó esa defensa. Solo quedan los restos del Coloso, y rastros de ese Reino.

Algunos dicen que el Reino desapareció; otros especulan que solo cambió de ubicación, y que podría estar más oculto aún.

Desde lo lejos, veo la plácida paz del Inmortal. Adivino en esa inmovilidad, una suprema Victoria.

Él solo espera no perderse en las arenas de la Nada, ni en las brisas del Olvido.

sábado, noviembre 04, 2006

Clase Ejecutiva


El prospecto no es atractivo, lo reconozco. Esto no es lo que esperabas.

Otra vez a vagar, con rumbo fijo y destino desconocido. Otra vez el olor de los aviones, que te recibe como un frío beso de despedida. Otra vez, despertar y no saber donde. Ni porqué.

La partida desde ningún lugar es la peor de todas. No hay donde regresar; tres letras y tres números no son suficientes. Pero se vuelve, no se sabe cómo.

Tu legajo tiene historia, tu pasaporte mil sellos y una foto que no te gusta; tus tarjetas, con miles de millas que no te llevarán a la Luna, ni al centro de la Tierra, dicen que tienes camino andado.

Estás cansado, lo sé. Y estás parado; ¿has terminado de correr? ¿Has encontrado el camino, o lo perdiste?

Piensa en si vas, o vienes. Si sales, o huyes, y te encierras en fortalezas voladoras, inalcanzables. Una guarida virtual, quiméricamente accesible, no es un Hogar.

Para volar ahora sabes que no necesitas esas alas; para sentir tus temblores, no era necesario estar entre volcanes. Para encontrar respuestas, ni siquiera hacen falta preguntas. Para ser de nadie, solo hace falta no ser tu mismo.

Que no has terminado la tarea, dices. Que las responsabilidades, que el ejemplo, que el equipo... que ahora son solo palabras, y te das cuenta, y que la náusea no te deja comer. Los desayunos de hotel no te apetecen si estás solo, eso se ve.

Pero no podrás danzar siempre entre palabras, con la música de su voz en tu cabeza; y no podrás soñar, si no duermes.

Si la vida es ese tango que has convertido en un 2x3, báilalo, o sal de la pista. Los torpes no hacen escuela.

Perdona la lata; es solo que, viendo tantas maletas, me recuerdas lo que es esa vida. Te lo digo por experiencia.

miércoles, noviembre 01, 2006

Idas y vueltas


Hoy te recordé.

Tu primer gato, que te buscaba deseperado cuando te escondías a llorar bajo las sábanas. La radio que desarmaste buscando las voces alegres. Los dibujos con los que tu padre te enseñó la hora, para saber a qué horas volvían del trabajo.

Esos días en la escuela, la plaza con ese ombú enorme, la terraza del conventillo, y el baño del fondo donde Mirtha, la hermana de Fabián, te llevaba a enseñarte "cosas de la vida". Claro, ella tenía nueve, y vos siete.

El quiosco que atendias a los diez, y el almacen del que eras cadete a los once. Qué ascenso. Te fuiste a los 17, junto con los dueños, un sobre con la mitad de tu salario, y una gran pena. Ya no coquetearías con Martha, que hacía esos pedidos que dejaban perplejo a Nino.

Los partidos, que te dejaron lastimaduras de barrio, y amigos de hierro. La solidaridad para ayudar al "9" solitario, y marcar esos goles que hacían más honrosa la derrota con los de Chiclana. Lo orgulloso que te sentías cuando te gritaban "¡5, largaaala!". Los calambres de la noche del sábado. El horror de tu mamá al ver eas piernas, sucias y sangrantes.

Parque Patricios, San Cristóbal, Once, Palermo, Belgrano... no te gustaban las mudanzas, ni los cambios de escuela. Siempre eras "el nuevo", y oootra vez a ganarte tu lugar con los muchachos... y con las chicas.

Por eso juraste que nunca te cambiarías del Roca, ni del turno tarde. De grande, podías tomar las decisiones; el secundario sería para siempre, para toda la vida. Como estos recuerdos.

Sé que te fuiste lejos. Algunos dicen que nunca volviste, otros que nunca te fuiste. Pero sabé que, por lo que he escuchado, se te extraña.