Intenté señalarte algunas estrellas, pero tu corazón no las seguía. A veces nos mojábamos los pies con preguntas, algunas sin respuesta.
Sentiste frío, y te abracé con mis palabras. Mis latidos aceleraron tu pulso, y sonreíste.
Te robé un beso, y tal vez un secreto, que guardaré por siempre, a salvo del tiempo.
Supimos, con certeza viva, como iba a terminar la noche. Besé tu cuerpo de mil soles, y ya nada importó. Tus besos me contaron cosas que callas, y ya nada importó.
Temblando, conocí tu voz, sentí tu aliento quemar mi coraza, derretir mi vana resistencia. Nuestras manos, húmedas de dulce éxtasis, se buscaron a través de la arena.Nos dormimos en un sueño entrecruzado de pasión y duda, con la ternura regada en la piel.
Entre el cielo y el mar, uno espejo del otro, me pregunto si estoy cabeza arriba, o cabeza abajo, mientras guardo hasta el último rayo de sol.