Tres mentiras

Camino sin rumbo en la noche sin estrellas, buscando aquí y allá sonidos de su nombre. En mi corazón retumban los ecos de su respiración.

“Difícil, pero no imposible” La frase que truena desde chico en mi cabeza. Como una maldición ancestral, siempre por los caminos de cornisa de la mente, con el alma apretada en un eterno grito de vértigo, conduciendo a ciegas mi trineo de sentimientos, arrastrado con la furia de perros salvajes. Cuesta abajo, montaña arriba.

Cierro los ojos para caminar mejor. Ya no tengo miedo. Primera mentira de la noche.

Con un pedazo de corazón en cada mano, voy haciendo equilibrio en una soga imaginaria, cuerda floja de los cuerdos. Busco un espejo que una, no que separe. Busco un elixir que llene el hueco de mi ser.

Tengo Licor del Olvido y Vino del Recuerdo, un frasco en cada bolsillo. Los robé de una pizzería de Flores, en espera de un milagro. O de un bar infernal, en mi intento desesperado de fuga. Ya no recuerdo, ni me importa.

La tentación de la mezcla es cada vez mayor. Como todos sabemos, la mezcla es mortífera. Pero hoy me siento Inmortal, y sin Objeto. Segunda mentira de la noche.

Cual Julieta Capuleto, beberé mi brebaje, en afrenta a mi deshonor, desafío a mi destierro, esperando por ella. Como el abate Farías, he venido practicando con pequeñas dosis de mi propio veneno.

Tú vendrás a mi llamado, lo sé. Cuando mi respiración se apague, cuando mi pulso se detenga, llegarás volando desde tu fortaleza, como una centella, derribando los muros que he construido pacientemente. Y me llevarás a respirar el aire puro y primaveral del Sur, a sanar mis heridas con tu amor y paciencia.

Si es la tercera mentira de la noche, será la última.