miércoles, noviembre 15, 2006

Culpable


Señores del Jurado, empecemos por el final: siempre fuí un estúpido.

Cumplido el doloroso acto de la confesión, pasaré revista a algunos de los hechos (solo unos pocos) pasados por alto en este Tribunal.

De niño, me dí cuenta que mi cabeza funcionaba más rápido que mi lengua, y mi lengua modulaba mejor que mis torpes manos. Intentando subsanar esta tara, me encomendé a la tarea de ver, oír y callar. Recordar era mi única herramienta para labrar mi fértil mente. Escribir esos recuerdos en tinta indeleble, fue la tarea de construír mi Alejandría a salvo del Tiempo.

Así, intenté recordar sucesos inexistentes de una infancia felíz; en busca de las felices risas de la radio, desarmé un costoso aparato que mi padre compró con mucho esfuerzo. Solo conseguí ver el enojo de él. Pero mi recuerdo es la infinita paciencia puesta en la tarea, y la ilusión de que solo un par de horas me separaron del que hubiera sido un maravilloso hallazgo.

Ya mayor, mi búsqueda de ver felicidad aún en las derrotas, me llevó por los pastizales de alternar mi excelente desempeño escolar con la peor fauna arrabalera. Allí también debería haber algo bueno, allí podría encontrar recuerdos felices. Los llantos compartidos tras una goleada, o un rechazo sentimental, generaban también el abrazo, la solidaridad, o la sonrisa cómplice de los secuaces.

En la adolescencia, el delgado límite de la legalidad del terrorismo de estado, la responsabilidad frente a un futuro cada vez mas oscuro, debería deparar horas felices, asi sea solo para el equilibrio del Universo. En la recaída a la pobreza, fui feliz por haber aprendido a valorar lo importante: lo único que me quedaba eran mis afectos. Ver partir uno de mis mejores amigos, a compartir el exilio de su madre, era la felicidad de verlo a salvo.

De la juventud, la fatiga del trabajo, fue la felicidad de aportar al pan de la casa; la preocupación por la seguridad de mis hermanos, se convertían en sus rostros felices esperando algún regalo, o simplemente pasar horas para saber quien perderia en el juego de cartas, señalando aquel que se levantaría a hacer el desayuno y a recibir el pan. Su Señoría, felizmente, solía ser yo el derrotado.

Resisto aqui, bajo el derecho que me asiste, confesar algunos actos relacionados con mi pasado amoroso; solo diré que he podido rescatar, conservar, y tal vez maquillar, sucesos felices, confundidos quizás con una veta excesivamente romántica. Esos recuerdos, entremezclados y añejados en las cubas de la soledad, han virado su sabor hacia el exquisito Vino con el que degustaré mi dicha futura.

La formación académica, ruda tarea para poner a prueba recuerdos felices, ha dejado la certeza de saber que todo es posible, desde sonreir en la biblioteca ante las ecuaciones de Maxwell, o mirar hacia atrás la escalera de Las Heras luego del final de Orga: la felicidad de no tener que pisarlas nunca más en la vida.

Señor Fiscal, sepa que los largos años de la docencia valen por el sorpresivo y afectuoso saludo del alumno al que reiteradamente, años atrás, hemos enviado a repetir su exámen. Se imprimen mejor al escuchar nuestra vieja frase, patentada ahora de "genialidad" por generaciones que ni nos conocen. No utilizaré descargo alguno contra el Sistema.

El bosque del trabajo ha crecido joven y frondoso, afortunadamente; el haber sido relegado por motivos que ya todos conocen, en más un motivo de orgullo que de vergüenza. Solo la frustración de una derrota que aún no reúne camaradas, es el pendiente actual, pero solo a la espera de conocer nuevos compañeros, de aprender nuevas tácticas. Sin duda, el momento de saciarlo con el felíz fruto de la mistad, volverá.

Así las cosas, y para cerrar esta extensa, aunque felíz exposición, relevo a Ustedes de toda conclusión. Me he condenado, a mi mismo, a hundir mis brazos, aún en la más pútrida de las aguas, para buscar las frágiles piedras de recuerdos, sueños y fantasías felices, con las cuales poder construír mi propia cárcel.

Pero nunca podré prometer no intentar escapar, para recorrer los ríos del mañana, remando con esos barrotes... les advierto que seguiré buscando felicidad. Y si puedo garantizarles que, algún día, los restos de esta cárcel, constituirán la segura base de un Hogar felíz.

Conste en Actas.

9 comentarios:

Dracula con Tacones dijo...

Sencillamente genial Fantomas.... algo así para empezar la mañana y a dejar de pensar en imposibles...

Besos...

Anónimo dijo...

Un relato en síntesis de una vida maravillosa Sr. Fantomás...
Nunca es tarde para seguir aprendiendo y para pensar que aún hay cosas nuevas por vivir y por sentir,condénese a la felicidad futura, que esa es la que merece vivir...

Un dulce beso
Peligrosamente suya
DW

Emita dijo...

Nunca deje de buscar esa felicidad que tanto quiere y que tanto anhela...segura estoy que la va a encontrar!.
De lo unico que se lo puede encontrar culpable es de vivir la vida como la ha vivido, disfrutando cada momento y peleandola siempre...
Debo decirle que debido a tal exposición he tenido el gusto de conocerlo un poquito más y eso si que es lindo!.



Besote grande para ud.!

Naty dijo...

Ay, mascarita... me das tanto!!! Tanto que cascabeleo...

Como siempre, sin palabras.

Besotes

A Marte dijo...

No te rindas,todos tenemos algo de estupidos aun asi dale para adelante no decaigas!

Saluditos

Fantomas dijo...

Hola Drácula con Tacones: ¡Muchas gracias! Imposibles...no...

Hola DW: ¡Usted siempre tan dulce!... Ojalá mi vida sea más maravillosa aún... ¡Gracias, linda!

Hola Emita: Culpable... pero agradecido de su visita.

Hola Naty: Gracias por tintinear por aqui. Mejórese pronto, ¿eh?.

Hola Ese Otro Yo: No me rindo, aunque tenga bastante de estúpido...

Besos de Vuestro Seguro Servidor.

Fantomas

Lu dijo...

El insomnio hace maravillas en UD.
Una reverencia, Fantoamigo.

Zapata dijo...

Hola amigo, me extraño?

A partir del lunes 20-11 comienza una nueva serie de historias

"QUE TE GUSTARIA SER CUANDO SEAS GRANDE"

Son cuentos "a pedido" asi que en los comentarios me gustaria que pusieran lo que les hubiera gustado ser de grandes PERO CUANDO ERAN CHICOS... Eso que fue un sueño (y que espero hayan alcanzado)

Los espero...

Con uno me alcanza para empezar, pero necesito por lo menos 10 para terminar

Tengo la idea, ayudennnnnnnnnnmeeeeeee!!!

Abrazos

Mariano

Fantomas dijo...

Lu: Absolutamente inmerecida, Señorita. Ojalá pudiera yo hacer maravillas con el insomnio...

Zorra: Un orgullo que le quede grabado algo de lo que escribo en las paredes de esta guarida...

Mariano: ¡Tanto tiempo! Claro que se lo extrañó. Pasaré en breve a dejarle mis sueños, los que lamentablemente no podré alcanzar jamás.

Muchas gracias por pasar este rato conmigo.

Fantomas